El peso de los estereotipos

Según datos del Ministerio de Educación, que además de sacar leyes de educación a diestro y siniestro también realiza estudios estadísticos, las mujeres son mayoría en las universidades españolas, pero sólo representan el 25% de los estudiantes de la rama de Ingeniería y Arquitectura. Curiosamente las carreras que más futuro laboral tienen son las relacionadas con las Ciencias, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas. En inglés se engloban bajo el acrónimo STEM y las chicas se resisten a cursarlas. Persiste la histórica diferenciación entre las carreras “femeninas” y las carreras “masculinas”, y ello continua comportando una gran intranquilidad para los que persiguen la equidad de género.


Las chicas son mayoría universitaria con un 59%: 60% en las carreras de Ciencias Sociales, economía y leyes; 64% en Humanidades y Artes; o 76% en ciencias de la salud. La excepción es por ello más llamativa que nunca: las ingenierías, donde las chicas no pasan del 32% o en informática del escaso 21%. Estas cifras locales coinciden con las del resto de países desarrollados. (Datos referidos al 2010)


Otra encuesta, esta vez elaborada por Accenture, que vió la luz a finales de 2013, señalaba que en ese año el número de mujeres trabajando en el sector de la informática era del 25 % frente al 35-40 % que suponían en la década de los ochenta. Paralelamente, se constrastó un descenso en el número de universitarias matriculadas en carreras asociadas a ese sector en Estados Unidos, país al que apuntan estos porcentajes. Alarmante!! no solo persiste la diferenciación masculino/femenina sino que cada día se acentúa más. Desde hace unos años hay una mengua exponencial en las matriculaciones de mujeres en el ámbito de las TIC y las carreras universitarias de la mayoría de las ingenierías hasta el punto que existe una preocupación creciente sobre la viabilidad de estas disciplinas para sostener el crecimiento económico y el desarrollo del país.

El desarrollo del talento para las carreras de Matemáticas, Ciencia y Tecnología pasa por un “embudo” que empieza en la escuela secundaria. Bajo mi punto de vista, vivimos rodeados en una sociedad, en lo que a cultura se refiere, tremendamente desequilibrada. Veo a diario como se divulga que leer, asistir al teatro, escuchar música, visitar museos… son actividades culturales y si no te mueves dentro de estos parámetros eres un analfabeto. En cambio se puede pregonar en voz alta, llenos de orgullo y satisfacción que no sabemos manejar una simple calculadora y ya no hablo de un móvil o un ordenador.

Para muestra un botón. El centro donde trabajo realiza un espectacular trabajo de enaltecimiento de las letras, admirado y aplaudido por inspectores, padres, autoridades… pero la balanza se desequilibra en cuanto nos preguntamos cuántas actividades han realizado para fomentar la incorporación a las carreras con más demanda y salidas profesionales. En el tiempo que llevo allí trabajando la cifra asciende a 0.

¿Acaso este tipo de desconocimiento no implica un analfabetismo tecnológico? Es más, todo aquel que domina este “arte” se etiqueta y es considerado un rarito o friki y en películas o series son ridiculizados. Qué duda cabe que las mujeres perciben y a muchas les asusta la cultura altamente masculina de estas carreras profesionales, lo cual las disuade de persistir en sus aspiraciones, atrofiando así su progreso profesional y personal. Precisamente la falta de referentes femeninos es una razón más que enumeran los expertos  para explicar la falta de interés de las chicas por las carreras técnicas.

La OCDE añade que el problema empieza a edades tempranas, en parte por culpa de los padres y de los profesores. Los progenitores tienen puestas mayores expectativas en los hijos que en las hijas a la hora de apoyarles a que hagan Ingeniería o Matemáticas. Y esto ocurre incluso cuando tanto los hijos como las hijas muestran el mismo rendimiento académico, según se desprende del análisis de Pisa 2012.

Concluyendo, vuelvo a subrayar la entrada que publique hace ya un mes “Pensamiento computacional; La robótica en el aula” como padres y docentes nos sentimos ante esta realidad fuera de nuestra zona de confort y buscamos refugio en las “enseñanzas tradicionales”. Debemos borrar el actual contorno de esta zona y ampliarlo para así culturizarnos en todos los sentidos si queremos tener una sociedad más competitiva y sobre todo igualitaria.

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